miércoles, 7 de marzo de 2012

¡¡No me gusta la cebolla!!

En casa tenemos un niño con un paladar muy sensible que no sólo rechaza las cebollas, también alimentos demasiados olorosos o de sabor muy fuerte como las guayabas o el queso de cabra. A veces es díficil sobrellevar la situación, pensar todo el tiempo a ver si esto si le gustasrá o no pero siempre trato de ser paciente y de ofrecerle los alimentos de distintas formas para conseguir que los acepte y hoy quiero compartir mi experiencia con las cebollas.

Conozco personas que no las comen y no me parece mal pero para la mala suerte de mi hijo en casa nos gustan mucho y  están muy presentes en mi cocina.  Poco a poco he podido ir buscando estrategias para conseguir que todos estemos contentos por que no estoy de acuerdo en renunciar a ellas y creo que si están presentes llegará el día en que formen parte de manera natural en su menú. Algunas de las cosas qué he hecho han sido: 

* Acitronarlas por más tiempo para suavizar su sabor y sacar su dulzor natural
* Cortarla en rebanadas y nunca en trocitos con el objetivo de que pueda sacarla si no quiere comerlas
* Utilizar sustitutos como las cambray o el poro que son de sabor más suave
* Poner un poco menos de lo que indica la receta
* Si el platillo lo permite reservar una porción para él donde no la incluya
* Utilizarla en polvo o cubos
* Licuarlas si la receta lo permite

Hay ocasiones en que nada de esto funciona y aún así se rehusa a comer, sobre todo si se combina con algún otro sabor que no le parezca pero en general nos va muy bien, poco a poco parece irlas aceptando más y a veces hasta me sorprende comiendoselas. Y algo que creo ha ayudado mucho es que tiene la libertad de rechazarlas si así le parece.

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